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lunes, 14 de marzo de 2011

MAGIA

LES TRAIGO LA HISTORIA MEJORADA, QUISE HACER ALGO MÁS PARECIDO A HARRY POTTER Y TENÍA MUCHOS ERRORES ASÍ QUE LA HICE DE NUEVO... COMENTEN PORFAA!!, ESPERO QUE LES GUSTE

Audrey Cyrilhood, una niña de 11 años que vive en una ciudad pintoresca llamada Breeze Town, ubicado en las afueras de Gran Bretaña, lo que esta pequeña niña rubia no sabe, es que sus padres, Olivarus Cyrilhood y Annie Lidskey, eran magos, murieron muchos años atrás, cuando ella era solo una bebe, dejándola en manos de su tía Margaret Cyrilhood, una simple muggle que vive con su esposo August e hijo Carl, él fastidioso chico tiene 13 años de edad que trata a Audrey como su fuera su muñequita personal, pero su tía Margaret le tiene mucho aprecio… aunque su esposo le da igual.
Era la mañana de un día de julio y también el último día de escuela del pequeño diablito de Carl, el cual estaba buscando a Audrey por todas partes para comenzarla a molestar, pero ella era más lista y se escondía tras un gran árbol en el patio trasero.
-¡Audrey!, donde estás ricitos de oro.-. Escucho a su primo decir desde la puerta trasera, se encogió más en el lugar, escucho pisadas fuertes pero tambaleantes, Carl era flacucho pero alto como una vara, ella decía que parecía un fideo ambulante, lo que le hacía reír cada vez que lo recordaba.- Te tengo una sorpresa, me lo eh encontrado de vuelta a casa, ven a verlo…
A la niña le dio curiosidad y entonces asomo su cabeza a un lado del tronco y vio a su flacucho primo sin aun haberse quitado su uniforme, tenía una sonrisa maliciosa en su rostro largo y pálido, su cabello castaño cubría levemente sus ojos y ojeras bajo sus ojos azules, parecía nunca dormir, pero tenía energía para molestarla las 24 horas del día.
-Ahí estas, mira lo que tengo aquí.- Sus largos dedos tenían escondido algo que ella no podía ver, así que se acerco más hacia el chico.
Entonces corrió mientras gritaba ya que Carl lo llevaba nada, solo quería conocer su escondite para poderla atrapar, ella estaba muy enojada por eso; ya que le había engañado solo para molestarla… Carl la perseguía, pero de repente se detuvo en seco, al igual que Audrey al escuchar el grito de horror del chico, se volvió hacia él y se llevo la mano a la boca al verle los pies enterrados en el césped, sin poder zafarse, ella estaba sin habla, ¿Cómo había pasado aquello?
-¡PAPÁ!- Lloriqueo el chico con desesperación.
Segundos después, su desaliñado y corpulento padre, salió al patio trasero con rostro de pocos amigos, era mucho más robusto que su hijo, pero igual de malvado y tonto, utilizaba siempre un traje para todos lados, Audrey hasta creía que lo utilizaba para dormir, era un vendedor de bienes raíces, pero tan reconocido.
-¡¿Pero qué ah pasado?!- Exclamo el señor exaltado, acercándose como un pingüino hacia su hijo.
-Papá, ella lo hizo… no sé cómo, pero ella lo hizo.- Le echo la culpa a la pequeña, ella dio dos pasos atrás sin comprender aun.
-¡Margaret!- Llamo a su esposa en un gruñido, enseguida la tía Margaret se asomo por la puerta.- ¡Mira lo que la mocosa esa le hizo al pequeño Carly!- Le reprocho poniéndose colorado de enojo.
-Yo… yo no hice nada.- Se defendió la niña dando más pasos atrás.
-¡Claro que lo hizo, acaso crees que eres normal, niña rara!
-¡August!- Lo regaño la tía Margaret haciendo un gesto de desaprobación, estaba más colorada de lo normal.
-Pero Margaret, es la verdad… es un bicho raro.- Audrey bajo la cabeza con el ceño fruncido, no sabía de que hablaba… aunque tuviera una pizca de razón, siempre le pasaban cosas extrañas, especialmente cuando estaba muy enojada.
-Ven Audrey, vayamos adentro…- Le dijo la tía Margaret tomándola del brazo, asesinando a su esposo con la mirada.
Entraron a la pintoresca casa de la tía Margaret y Audrey se vio sentada en el sillón de terciopelo verde oscuro de la sala, con su tía frente a ella.
-Audrey, creo que deberías saber la verdad sobre lo que paso.- Se rindió la rubia mujer en un suspiro.
-¿De qué hablas?- Le pregunto Audrey confundida.
La tía Margaret le conto toda la verdad, sobre sus padres y sobre su magia, Audrey era una niña fuerte pero aun así estaba a punto de las lágrimas, ¿Cómo le habían podido ocultar semejante cosa?
-Pero, ¿Cómo es esa cosa de la magia?- Le pregunto a su tía algo curiosa.
-Querida, a mi no me preguntes eso…- Se estremeció.- No sé nada de magia, solo sé que tú la posees y la heredaste de tus padres, ellos eran unos buenos magos.
-¿Por qué asesinaron a mis padres?- Algo en el estomago de la niña se retorció en cuanto pregunto eso.
-No lo sé, cariño… porque no mejor vas a tú habitación y te das un baño, la hora de cenar se acerca.- Desvió el tema mientras la hacía levantar.
Aunque estaba aun confundida, obedeció a su tía… pero todavía tenía una pregunta en su mente, ¿Por qué habían hecho tal atrocidad? Y si había estado ahí… ¿Por qué no recordaba?

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